1. ¡Un vivero escolar puede producir miles de árboles al año!
Con cuidado adecuado, un vivero escolar pequeño puede generar más de 2,000 plántulas al año, listas para reforestar áreas verdes o degradadas.

2. Los estudiantes se convierten en guardianes del medio ambiente
Los viveros escolares enseñan valores ecológicos, trabajo en equipo y responsabilidad ambiental desde temprana edad.

3. ¡No se necesita mucho espacio para empezar!
Basta con un área pequeña, tierra fértil, sombra parcial y agua. Muchos viveros escolares se construyen con materiales reciclados.

4. Ayudan a combatir la deforestación local
Las plántulas cultivadas se plantan en comunidades cercanas, parques, escuelas u otras zonas afectadas por la tala o incendios.

5. Refuerzan el aprendizaje práctico en ciencias
Los viveros escolares conectan temas de biología, química y ecología con experiencias reales, reforzando el aprendizaje activo.

6. Contribuyen al oxígeno y la biodiversidad
Cada árbol sembrado produce oxígeno, atrapa CO₂ y ayuda a conservar la fauna local, promoviendo un entorno más saludable.

7. Son espacios de encuentro y conciencia comunitaria
Padres, maestros, alumnos y voluntarios se involucran, fortaleciendo los lazos entre escuela y comunidad en favor del medio ambiente.
